Es la unidad uno de los asuntos más importantes en la lucha política. Para los revolucionarios es vital tener una clara visión unitaria. Podemos decir tajantemente que no es posible una revolución sin una ATINADA unidad, y podemos, siguiendo este pensamiento, afirmar que una ERRADA postura unitaria llevaría cualquier cambio encaminado al socialismo al fracaso.
Simón Bolívar con su genialidad construyó una propuesta unitaria correcta. Supo el Libertador con el decreto de Trujillo de 1813, delimitar los campos en pugna: o se está con la independencia, o se está contra ella, quedaron definidos los bandos. Así, la independencia marca los perfiles de la unidad bolivariana: con independentistas todos, con monárquicos nada. Por tanto, la unidad es determinada por objetivos transcendentes y definitorios. La unidad no se hace sacrificando objetivos estratégicos.
Otro ejemplo de la necesidad de una política unitaria correcta nos lo da la lucha contra la dictadura. La Concertación y los revolucionarios confluyeron alrededor de un objetivo común, la caída del dictador, todos bajo el signo del arco iris y la consigna de la “Alegría ya viene”. En la Concertación estaban consciente que se trataba de una mera coincidencia táctica. Pero las fuerzas revolucionarias, ilusas, sacrificaron la estrategia revolucionaria en aras de ese objetivo táctico. Así entonces, luego de grandes perdidas humanas combatientes en dictadura, de la unidad consiente de los ciudadanos, se puso las esperanzas en un nuevo gobierno (Que de nuevo de fondo tenia muy poco, cambio solo de cara, caras no muy nuevas por lo demás)
Fue así que la Concertación, después de derribado el dictador, pone en funcionamiento el plan estratégico firmando en Washington lo que significó la continuidad de la dictadura en cubierto (Seguimos hasta el día de hoy con represión y claramente el mismo sistema capitalista cada vez mas deshumanizado). Por su parte, las fuerzas revolucionarias, empantanadas en una errada concepción de la unidad, se hundían en un mar de contradicciones que hoy nos llevan a gobiernos Social Demócratas. De aquí una enseñanza: hacer de los requerimientos tácticos objetivos estratégicos, es castrarnos y condenarnos al fracaso.
Hoy en chile los revolucionarios necesitamos la unidad, pero esta no debe ser boba, que en lugar de fortalecer a los revolucionarios nos debilite peligrosamente. La unidad tiene que ser para fortalecer los cambios revolucionarios, no podemos caer en la trampa de sacrificar los objetivos estratégicos en el altar del oportunismo táctico. Las enseñanzas de la historia nos indican que debemos plantear la unidad en torno a dos objetivos transcendentes y estratégicos: Conciencia de clase, y la construcción del Socialismo.
El campo unitario de la izquierda (De la real y verdadera izquierda) está delimitado por un concepto sencillo y poderoso: lo que estimule la propiedad social de los medios de producción y la conciencia del deber social, nos conduce al Socialismo. Por el contrario, la propiedad privada de los medios de producción, y la conciencia del egoísmo y de la competencia, nos conduce al capitalismo. Quienes pretendan hacer una unidad que ampare el auge del capitalismo, que inevitablemente sacrificará a nuestra clase, son fortalecedores del capitalismo disfrazado, que deben ser combatidos con todo el peso de las ideas.
Reconocernos entre todos es la tarea, avanzar al socialismo es la obligación.
Pactar con la casta política gobernante es sin lugar a dudas fortalecer el Capitalismo, es debilitar al Socialismo y por ende a nosotros mismos.
Simón Bolívar con su genialidad construyó una propuesta unitaria correcta. Supo el Libertador con el decreto de Trujillo de 1813, delimitar los campos en pugna: o se está con la independencia, o se está contra ella, quedaron definidos los bandos. Así, la independencia marca los perfiles de la unidad bolivariana: con independentistas todos, con monárquicos nada. Por tanto, la unidad es determinada por objetivos transcendentes y definitorios. La unidad no se hace sacrificando objetivos estratégicos.
Otro ejemplo de la necesidad de una política unitaria correcta nos lo da la lucha contra la dictadura. La Concertación y los revolucionarios confluyeron alrededor de un objetivo común, la caída del dictador, todos bajo el signo del arco iris y la consigna de la “Alegría ya viene”. En la Concertación estaban consciente que se trataba de una mera coincidencia táctica. Pero las fuerzas revolucionarias, ilusas, sacrificaron la estrategia revolucionaria en aras de ese objetivo táctico. Así entonces, luego de grandes perdidas humanas combatientes en dictadura, de la unidad consiente de los ciudadanos, se puso las esperanzas en un nuevo gobierno (Que de nuevo de fondo tenia muy poco, cambio solo de cara, caras no muy nuevas por lo demás)
Fue así que la Concertación, después de derribado el dictador, pone en funcionamiento el plan estratégico firmando en Washington lo que significó la continuidad de la dictadura en cubierto (Seguimos hasta el día de hoy con represión y claramente el mismo sistema capitalista cada vez mas deshumanizado). Por su parte, las fuerzas revolucionarias, empantanadas en una errada concepción de la unidad, se hundían en un mar de contradicciones que hoy nos llevan a gobiernos Social Demócratas. De aquí una enseñanza: hacer de los requerimientos tácticos objetivos estratégicos, es castrarnos y condenarnos al fracaso.
Hoy en chile los revolucionarios necesitamos la unidad, pero esta no debe ser boba, que en lugar de fortalecer a los revolucionarios nos debilite peligrosamente. La unidad tiene que ser para fortalecer los cambios revolucionarios, no podemos caer en la trampa de sacrificar los objetivos estratégicos en el altar del oportunismo táctico. Las enseñanzas de la historia nos indican que debemos plantear la unidad en torno a dos objetivos transcendentes y estratégicos: Conciencia de clase, y la construcción del Socialismo.
El campo unitario de la izquierda (De la real y verdadera izquierda) está delimitado por un concepto sencillo y poderoso: lo que estimule la propiedad social de los medios de producción y la conciencia del deber social, nos conduce al Socialismo. Por el contrario, la propiedad privada de los medios de producción, y la conciencia del egoísmo y de la competencia, nos conduce al capitalismo. Quienes pretendan hacer una unidad que ampare el auge del capitalismo, que inevitablemente sacrificará a nuestra clase, son fortalecedores del capitalismo disfrazado, que deben ser combatidos con todo el peso de las ideas.
Reconocernos entre todos es la tarea, avanzar al socialismo es la obligación.
Pactar con la casta política gobernante es sin lugar a dudas fortalecer el Capitalismo, es debilitar al Socialismo y por ende a nosotros mismos.
Avanzar sin Transar es Socialismo o Muerte......
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