Cuando nos cae una gota de agua en la cabeza, nos ponemos alertas. Si a esa primera gota la siguen dos más, no esperamos otro aviso, deducimos que viene lluvia y hacemos los arreglos para afrontarla, buscamos paraguas o refugios. Asimismo es la política. Allí el éxito estriba en comprender las gotas que anuncian el futuro, y tomar las providencias.
Las gotas siempre están cayendo, sin embargo, no todos las interpretan, existen cantidad de obstáculos que impiden su comprensión. Hay una tendencia a sólo ver lo que nos conviene. El caso más frecuente, y no por eso menos patético, es el de los candidatos presidenciales que ignoran todas las señales, todas las gotas. No creen en encuestas solo las que compran ellos, y tampoco en que sus mítines son pobres, pero, si los saluda una señora y un niño, magnifican el hecho y lo toman como signo de triunfo seguro y una buena publicidad para llegar a el.
Si la gota presagia tormenta, la ignoramos, nos refugiamos en el mundo de la imaginación y esperamos un milagro. Si la gota contradice lo que piensan los superiores, la ocultamos, son pocos los superiores que valoran las gotas adversas. Es difícil, se necesita mucha valentía para analizar las gotas correctamente.
Para los revolucionarios es imprescindible entender los mensajes que traen las señales que nos manda el futuro, de eso depende el éxito de los cambios que requerimos. El Che predijo, veinte años antes, la caída de la Unión Soviética, cuando nadie creía, cuando hablar de eso era una locura o un extremismo. Y la valentía del análisis del Che, lo correcto de su apreciación, salvó a Cuba y a la posibilidad socialista para la humanidad.
En América Latina y nuestro país más localmente, debemos estar atentos a las gotas. El Imperio manda muchas gotas, esas presagian intervención, no hay dudas. Las marchas, paros, huelgas y hasta las barricadas envían muchas gotas, esas anuncian dignidad. Cuando ell pueblo protesta desordenadamente, esas gotas anuncian desorganización. En las elecciones pasadas hubo muchas dudas, esas gotas anuncian confusión.
Hay socialismo y hay también capitalismo, esas gotas dicen conflicto.
Cuando hay conciliación , esas gotas presagian desesperanza. Crece el crédito al consumo superfluo, esas gotas indican extravío. Se negocian y venden autopistas y calles, esas gotas denuncian inconciencia del deber social.
El deber de los revolucionarios es ver las señales, analizarlas con valentía, sin miedo a equivocarse. Un error nunca debe ocultarse, al contrario, debe discutirse abiertamente, esa es la única manera de corregirlo, y ya sabemos que cuando no se corrigen los errores simplemente perdemos. Nunca nada se ha perdido por discutir errores, en cambio muchas se han perdido en evasivas mediocres.
En nuestro país -- antes en cubierto ahora muy abiertamente -- hay conciliación con los explotadores y con el actual gobierno que los sustenta a montón por algunas izquierdas , esas gotas presagian plan restaurador con la explotación del hombre por el hombre.
Las gotas siempre están cayendo, sin embargo, no todos las interpretan, existen cantidad de obstáculos que impiden su comprensión. Hay una tendencia a sólo ver lo que nos conviene. El caso más frecuente, y no por eso menos patético, es el de los candidatos presidenciales que ignoran todas las señales, todas las gotas. No creen en encuestas solo las que compran ellos, y tampoco en que sus mítines son pobres, pero, si los saluda una señora y un niño, magnifican el hecho y lo toman como signo de triunfo seguro y una buena publicidad para llegar a el.
Si la gota presagia tormenta, la ignoramos, nos refugiamos en el mundo de la imaginación y esperamos un milagro. Si la gota contradice lo que piensan los superiores, la ocultamos, son pocos los superiores que valoran las gotas adversas. Es difícil, se necesita mucha valentía para analizar las gotas correctamente.
Para los revolucionarios es imprescindible entender los mensajes que traen las señales que nos manda el futuro, de eso depende el éxito de los cambios que requerimos. El Che predijo, veinte años antes, la caída de la Unión Soviética, cuando nadie creía, cuando hablar de eso era una locura o un extremismo. Y la valentía del análisis del Che, lo correcto de su apreciación, salvó a Cuba y a la posibilidad socialista para la humanidad.
En América Latina y nuestro país más localmente, debemos estar atentos a las gotas. El Imperio manda muchas gotas, esas presagian intervención, no hay dudas. Las marchas, paros, huelgas y hasta las barricadas envían muchas gotas, esas anuncian dignidad. Cuando ell pueblo protesta desordenadamente, esas gotas anuncian desorganización. En las elecciones pasadas hubo muchas dudas, esas gotas anuncian confusión.
Hay socialismo y hay también capitalismo, esas gotas dicen conflicto.
Cuando hay conciliación , esas gotas presagian desesperanza. Crece el crédito al consumo superfluo, esas gotas indican extravío. Se negocian y venden autopistas y calles, esas gotas denuncian inconciencia del deber social.
El deber de los revolucionarios es ver las señales, analizarlas con valentía, sin miedo a equivocarse. Un error nunca debe ocultarse, al contrario, debe discutirse abiertamente, esa es la única manera de corregirlo, y ya sabemos que cuando no se corrigen los errores simplemente perdemos. Nunca nada se ha perdido por discutir errores, en cambio muchas se han perdido en evasivas mediocres.
En nuestro país -- antes en cubierto ahora muy abiertamente -- hay conciliación con los explotadores y con el actual gobierno que los sustenta a montón por algunas izquierdas , esas gotas presagian plan restaurador con la explotación del hombre por el hombre.
Hay quienes gritan “Socialismo o Muerte”, esa gota marca la esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario