
El imperio es tenaz en la búsqueda de su objetivo, plástico en su actuación. Una mañana es golpista y en la tarde ya está preparando unas elecciones, un día pide derechos humanos y otro bombardea ciudades enteras, con la misma cara que reclama democracia planifica un magnicidio. Cuando de cumplir su objetivo, cuando de velar por sus intereses se trata, se comporta como aquellos perros que no sueltan su presa hasta verle el hueso.
Por eso surge la idea de LA FORMACIÓN de un partido Revolucionario, no se está hablando simplemente de unificar siglas bajo una solo apelativo, ni siquiera unificar a los partidos bajo una sola dirección, mucho menos constituir una federación, o lo que algunos, usando una nomenclatura añosa, llaman “frente”. Tampoco es un capricho, estamos frente a un planteamiento de gran profundidad, se trata de la Organización Política del Pueblo.
Es el comienzo de la nueva institucionalidad para avanzar hacia una Revolución.
Los partidos, como hoy los conocemos, son estructuras políticas adaptadas a la institucionalidad mantuana oligarca. Maquinarias electorales, más o menos especializadas en la búsqueda de votos, en elecciones oligarcas, que reclaman conductas oligarcas, metas y métodos oligarcas para elegir representantes a instituciones oligarcas que, por definición, por su esencia, están separadas del pueblo. Fuentes del clientelismo y de cuotas de poder.
Con el avance a una Revolución, con la declaración de ir hacia el Socialismo, de dar poder al pueblo, la situación debe ir mudando radicalmente. Ahora es necesario cambiar la organización social, cambiar la manera de elegir a los representantes populares, y cambiar, por supuesto, a las instituciones que agruparán a esos representantes populares. El parlamento, sede del cretinismo oligarca, debe ser sustituido por una institución incrustada en el alma popular. Es necesario construir un tejido social en lo político y en lo administrativo, que restituya la salud social. La sociedad fragmentada por el Capitalismo, debe ser de nuevo integrada por el Socialismo, esa es una de sus principales metas.
La organización social es un paso preliminar en la construcción del poder popular.
Este Poder Popular debe ser apuntalado y complementado por su correspondiente político, que es la Organización Política Revolucionaria que hoy se reclama. Esta será un tejido de organismos políticos que salga desde lo pequeño hasta lo nacional. Una organización formada por los mejores, los que hayan alcanzado mayor conciencia del deber social, mayor espíritu de entrega, los primeros a la hora del deber y últimos a la hora del reparto de beneficios. Una organización que prefigure al hombre nuevo, donde se ejerciten las relaciones fraternas y solidarias que queremos para la nueva sociedad. Una organización que sea paladín de la formación de la conciencia del deber social. Una organización de servicio social y guía política, rectora en la batalla de ideas, trinchera en la lucha contra la corrupción, el burocratismo, la ineficacia. Una organización que sea tejido nervioso y músculo social.
La discusión está abierta, en buena hora.
¡Hay que salvar al pueblo!
Por eso surge la idea de LA FORMACIÓN de un partido Revolucionario, no se está hablando simplemente de unificar siglas bajo una solo apelativo, ni siquiera unificar a los partidos bajo una sola dirección, mucho menos constituir una federación, o lo que algunos, usando una nomenclatura añosa, llaman “frente”. Tampoco es un capricho, estamos frente a un planteamiento de gran profundidad, se trata de la Organización Política del Pueblo.
Es el comienzo de la nueva institucionalidad para avanzar hacia una Revolución.
Los partidos, como hoy los conocemos, son estructuras políticas adaptadas a la institucionalidad mantuana oligarca. Maquinarias electorales, más o menos especializadas en la búsqueda de votos, en elecciones oligarcas, que reclaman conductas oligarcas, metas y métodos oligarcas para elegir representantes a instituciones oligarcas que, por definición, por su esencia, están separadas del pueblo. Fuentes del clientelismo y de cuotas de poder.
Con el avance a una Revolución, con la declaración de ir hacia el Socialismo, de dar poder al pueblo, la situación debe ir mudando radicalmente. Ahora es necesario cambiar la organización social, cambiar la manera de elegir a los representantes populares, y cambiar, por supuesto, a las instituciones que agruparán a esos representantes populares. El parlamento, sede del cretinismo oligarca, debe ser sustituido por una institución incrustada en el alma popular. Es necesario construir un tejido social en lo político y en lo administrativo, que restituya la salud social. La sociedad fragmentada por el Capitalismo, debe ser de nuevo integrada por el Socialismo, esa es una de sus principales metas.
La organización social es un paso preliminar en la construcción del poder popular.
Este Poder Popular debe ser apuntalado y complementado por su correspondiente político, que es la Organización Política Revolucionaria que hoy se reclama. Esta será un tejido de organismos políticos que salga desde lo pequeño hasta lo nacional. Una organización formada por los mejores, los que hayan alcanzado mayor conciencia del deber social, mayor espíritu de entrega, los primeros a la hora del deber y últimos a la hora del reparto de beneficios. Una organización que prefigure al hombre nuevo, donde se ejerciten las relaciones fraternas y solidarias que queremos para la nueva sociedad. Una organización que sea paladín de la formación de la conciencia del deber social. Una organización de servicio social y guía política, rectora en la batalla de ideas, trinchera en la lucha contra la corrupción, el burocratismo, la ineficacia. Una organización que sea tejido nervioso y músculo social.
La discusión está abierta, en buena hora.
¡Hay que salvar al pueblo!
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