La lucha histórica entre capital y trabajo, se mantiene como la contradicción principal y se manifiesta en el enfrentamiento de los sectores explotados y empobrecidos del pueblo en contra de la fracción dominante de la burguesía apátrida (oligarquía financiera) y en de las fuerzas políticas que cogobiernan -- Concertación y Alianza por Chile -- que van imponiendo el neoliberalismo deshumanizado y la transnacionalización forzada, disfrazada de integración.

Cuando se pregunten porqué cada día nuestros sueldos valen menos, reflexionen si solo la derecha fue la que le hizo daño a este país o tambien una pseudoiquierda que está tomando medidas para perpetuar una nación subdesarrollada, ignorante y excluyente.

Tanto Alianza como Concertación representan el mismo sistema Capitalista, distinto discurso para mantener la explotación, los capitales privados y la deshumanización del ser humano.

De seguir así, avanzaremos a paso firme para volver a la esclavitud..

Estas son las patrullas de reacción contra encapuchados.

Estas son las patrullas de reacción contra encapuchados.
Estas son las patrullas de reacción contra encapuchados. Patrullas de no más de cinco funcionarios que se desplazan en las pisaderas de vehículos livianos y que efectuarán detenciones selectivas relámpago contra violentitas encapuchados, son Dispositivos de Intervención Rápida (DIR) contra disturbios. Los funcionarios viajan en carros que se desplazan mucho más rápido que un bus, por ejemplo, y van en sus costados para que desciendan y procedan en el tiempo más corto posible. El objetivo es neutralizar en el acto a los compañeros más radicalizados dentro de una protesta. De esta manera se corta ahí cualquier retroalimentación para que otros compañeritos rebeldes y dignos actúen.

Cuando un pueblo ha estado sometido durante siglos a la explotación, a la dominación, se construyen y se hacen hegemónicos en su interior la ideología, los valores, las costumbres que hacen posible, que justifican esa explotación. De allí que para hacer Revolución no basta salir de los oligarcas, a la par hay que vencer a la espiritualidad que los hizo posible. (llámese sometimiento, conciliaciones, acuerdos, pactos...Reformismo )

domingo, 17 de mayo de 2009

Ideología dominante.




Al parecer de los capitalistas, sus ideas se sostienen por su propio peso, se afirman de manera “natural” sin lucha alguna. Por supuesto que hay algo de razón en ello, las ideas del capitalismo se sostienen por el peso de sus leyes económicas, las ideas dominantes son las de la clase dominante. Pero como se trata de una sociedad con contradicciones antagónicas y que encierra a la clase que lo niega, los capitalistas imponen sus ideas a cualquier precio y por cualquier medio, la historia del capitalismo registra todo tipo de maniobras y argucias de parte de la burguesía para asentar sus ideas como clase dominante. Tomemos por caso la idea “más natural” sobre el derecho de propiedad tan arraigado, que no es más que la fuerza implantada al terreno de las ideas (y no solo de las ideas) a costa de muchos desvelos, represiones, imposiciones, a hierro y sangre para hacerse respetar. La historia de las ideas burguesas va de la mano de la historia de su dominación económica y política.

El idilio con que fantasean los burgueses en torno a la evolución de las ideas, es un muy notable engaño para sí y para las otras clases sociales que le están subordinadas. Una sociedad con antagonismos, una sociedad que se sostiene sobre la base de la contradicción capital-trabajo, ni remotamente hubiera avanzado en lo que aquí respecta, por la evolución de las ideas, mas que por su lucha constante, como encarnación de la lucha de clases general.

Naturalmente la lucha y control de la clase capitalista no se reducen con exclusividad al terreno económico y político; en sus campos y formas de dominio el papel del control de las conciencias es fundamental para preservar todo lo que aquella tiene por preciado.

También desde las ideas se trata de sostener la acumulación, la concentración y centralización del capital, el monopolio, el capital bancario, el capital industrial, el capital comercial, y la fusión de éstos en el capital financiero como causantes y efectos de una poderosa oligarquía financiera dueña del mundo; la burguesía internacional mantiene sistemas estatales nacionales e internacionales y todo tipo de instituciones como aparatos de control y dominación sobre las masas trabajadoras.

La lucha de clases cobra una especial fuerza en el terreno ideológico, donde como en los demás campos, se enfrentan y combaten con manifiesta virulencia las posiciones de clase de la sociedad capitalista.

Por los intereses que se juegan, la actividad ideológica del imperialismo para mantener a raya a los pueblos y especialmente al proletariado internacional, ha madurado cualitativamente en la articulación de un colosal aparato de control ideológico. Este aparato se ha desarrollado hasta el grado de invadir los detalles más simples de la vida social humana, afectando los pensamientos más íntimos y los comportamientos humanos antes considerados “naturales y espontáneos” para conjuntarlos en actividades acordes con los requerimientos burgueses (tomemos por caso la actitud política, los valores de sobrevivencia, la separación del individuo con respecto del género, el respeto a las leyes del sistema, el amor, las apetencias de consumo, los gustos impuestos, la reproducción humana...). Nomás así se interconecta con las fibras más íntimas del tejido social, sus células y códigos más recónditos, para una vez vuelto a reunir todo el organismo, poder hacerlo funcionar solo en base a los objetivos de la clase en el poder, en desenfrenada carrera por copar cualquier fisura de este frente.

Tejiendo delgado, con mucho cuidado la burguesía utiliza su aparato ideológico con dos funciones primordiales, la primera consiste en impedir la subversión del orden, teniendo como fin la perpetua enajenación de los pueblos y su predisposición a la explotación, la segunda consiste en que a partir de su labor ideológica se refuerce el funcionamiento del ciclo económico ya sea mediante el fomento del consumismo para activar la producción mercantil, creando también una industria de la ideología, o con la elaboración de nuevas y viejas líneas científico-ideológicas (concepción de la productividad como una obligación moral) para redoblar la explotación de las masas.

Para la defensa de sus intereses estratégicos la burguesía crea su ideología como sustento a su dominación de clase, para hacerse fuerte en sus posiciones e impedir alteraciones al orden impuesto, crea un arsenal de ideas individualistas, la distracción ideológica de las cuestiones fundamentales de la vida social, el establecimiento de las más diversas vías y canales para penetrar en la mente de las masas, comprendido un manejo muy hábil de sus ideas con el cambio del formato y exhibición de las mismas de tal manera que a primera vista no resulten extrañas ni contrarias a los intereses populares, en la formación de sus cuadros, negación a toda costa de la naturaleza y las consecuencias del sistema capitalista, el adoctrinamiento de las masas en función a concepciones defensoras del régimen de la propiedad privada, promoción del modo de vida explotador, esterilización de ideas revolucionarias y mil cuestiones más.

Por esta esencia y carácter que tiene el dominio de la burguesía en la esfera ideológica al atenerse a la defensa de los patrones de opresión y explotación de las masas se ve forzada a actuar continuamente de manera fantasiosa, sobre la base de mitos, confusiones y ficciones, sobre la cobertura de la mentira, de la calumnia, de tergiversaciones de la historia y de la ciencia, de falsas interpretaciones de la realidad y orientaciones filosóficas profundamente reaccionarias.

Con el fin de que la ideología burguesa se imponga en forma acorde con la complejidad de la sociedad, al capitalismo no le son suficientes los antiguos esquemas religiosos y educativos básicos del Estado; la creación de instituciones y otros mecanismos para desplegar sus concepciones es una cuestión irrenunciable para la oligarquía financiera.

La producción ideológica se dirige en todas las direcciones de la vida social, afecta todas las situaciones humanas, teje las ideas pertinentes para justificar la economía y la política del sistema capitalista en su fase actual.

La ideología dominante tiene sus “cien escuelas”, de acuerdo a sus estrategias y sus emergencias, y en atención a tareas especiales. El irracionalismo (racismo, fascismo, xenofobia, anticomunismo), liberalismo, existencialismo, estas y otras análogas, así como ciertas mezclas de las mismas (el anticomunismo se encuentra en todas), hacen la guerra a los pueblos desde las entrañas de la naturaleza gran burguesa, constituyen la manifestación ideológica natural de las clases explotadoras; otras más como el populismo, el reformismo o el oportunismo sirven como cartas de presentación de su política al seno de las masas para integrarlas cuando estas ofrecen alguna resistencia a dejarse llevar simplemente por el reaccionarismo puro y llano; el revisionismo y otras formas “alternas” de acción encubierta son implementadas para el sabotaje de las ideas revolucionarias y sobre todo contra el marxismo-leninismo.

Enfrascados en su labor con la finalidad de conservar el sistema capitalista, los ideólogos de la burguesía en la actualidad, desde todas sus escuelas se alinean para engatusarnos con la idea de que el desarrollo del capitalismo es un fenómeno con tintes biofisiológicos, cuasi naturales del hombre, una especie de fisiología universal del organismo social en escala planetaria, eso es lo que pretende su estudio de las Ciencias Naturales, al igual la traqueteada teoría de la globalización en sus más diversas variantes ocultando los verdaderos mecanismos de explotación y opresión imperialista de nuestros días, pero con un mensaje subliminal bastante “realista”: la explotación es eterna, o debiera serlo.

Bien vale recordar en este sentido las palabras de Federico Engels con respecto a la sociedad capitalista:
“Darwin no se daba cuenta de qué sátira tan amarga escribía acerca de los hombres, y en particular acerca de sus compatriotas, al demostrar que la libre concurrencia, la lucha por la existencia, que los economistas ensalzan como la más alta conquista de la historia, es el estado normal imperante en el reino animal. Solo una organización conciente de la producción social, en la que se produzca y se distribuya con arreglo a un plan, podrá elevar a los hombres, en el campo de las relaciones sociales, sobre el resto del mundo animal en la misma medida en que la producción en general lo ha hecho con arreglo a la especie humana. Y el desarrollo histórico hace que semejante organización sea cada día más inexcusable y, al mismo tiempo, más posible.” (Dialéctica de la naturaleza, Editorial Grijalbo, México 1961, pp. 16-17).

La ideología burguesa es en sí la envoltura de la tenaz resistencia de la oligarquía financiera por detentar el poder económico-político, por sostener las leyes del sistema capitalista que han hecho que la vida de las masas sea cada vez más inhumana.

Es mi aporte para la discusión política del Congreso del Bloque por el Socialismo Revolucionario
(Tengo entendido que la discusión que se genere acá, será subido al congreso como parte de opinión de las bases, sin que sean por ello, parte de su militancia----Buena propuesta a mi juicio)


por: Patricio Alberto Riquelme Isalde

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