
La propiedad hegemónica de los medios de producción, no es un asunto meramente económico. La decisión es política, y determina el rumbo que toma un país. No es capricho teórico.
El mundo entero es victima de distinta agresiones económicas, el respaldo de estas agresiones las dan muchas veces los ciudadanos por no comprender los mensajes que el imperialismo económico y sus lacayos les envían a través de distintos discursos deformadores y engañadores para mantener el sistema y no acusar la realidad. Esta agresión pasa desapercibida y recluta adeptos en nuestras filas, sus propugnadores se mueven frescos y libres en nuestro campo, blanqueando sus agresiones disfrazadas de socialismo.
En los últimos meses y a propósito de elecciones, presenciamos una arremetida de desinformación y manipulación por parte de las tendencias neocapitalistas, que intentan distraer la atención, fijándonos en formas y no fondos, nos quieren distraer del verdadero mal que hay que atacar. Plantean, así, un capitalismo que viene envuelto en una retórica al nuevo estilo de “Socialismo Renovado”, que llega a la desfachatez de desnaturalizar el Manifiesto Comunista y poner a Marx y a Engels como paladines de la propiedad privada de los medios de producción.
Esto nos lleva directo a un capitalismo salvaje y a la cumbre del neoliberalismo
Pensar qué el afán productivo de los empresarios capitalistas es vocación de servicio es un error tremendo, un sin sentido y, además, pensar que pondrán su capitalismo al servicio de otra cosa que no sean sus ganancias, pensar que las pondrán al servicio de las necesidades reales de la población, no tiene otro nombre que engaño.
Pensar que en un sistema híbrido el capitalismo respetará la línea, y que será confinado al corral que estos “ideólogos” le designen, es desconocer la voracidad insaciable de la fiera capitalista.
Las formaciones capitalistas, y más si son incentivadas por el Estado y sus servidores a través de mentiras y engaños, crearán conciencia capitalista. O peor, reforzarán la conciencia egoísta que nos acompaña desde el inicio de la nacionalidad, y harán imposible la instauración de la conciencia socialista, esencia de la humanización.
La hora es de alerta máxima, cuando estamos cerca de un nuevo proceso eleccionario, nuestro accionar debe ser el más correcto, no demos lugar a los extravíos que, sin dudas, conducen al Pueblo a la incertidumbre de la incoherencia, y en definitiva a la derrota en el logro de nuestros intereses de clase.
La lucha de la izquierda no es contra la derecha, es contra el sistema capitalista y todo aquel que lo fomente y lo mantenga.
No podemos darnos licencia para fracasar, tenemos una responsabilidad como izquierda, un compromiso con el pasado y el futuro, de demostrar que nuestros mártires no murieron por morir, de demostrar que un mundo diferente es posible, que la especie tiene esperanzas. Tenemos el compromiso histórico de construir socialismo, de acompañar al continente en la creación de un polo social.
El mundo entero es victima de distinta agresiones económicas, el respaldo de estas agresiones las dan muchas veces los ciudadanos por no comprender los mensajes que el imperialismo económico y sus lacayos les envían a través de distintos discursos deformadores y engañadores para mantener el sistema y no acusar la realidad. Esta agresión pasa desapercibida y recluta adeptos en nuestras filas, sus propugnadores se mueven frescos y libres en nuestro campo, blanqueando sus agresiones disfrazadas de socialismo.
En los últimos meses y a propósito de elecciones, presenciamos una arremetida de desinformación y manipulación por parte de las tendencias neocapitalistas, que intentan distraer la atención, fijándonos en formas y no fondos, nos quieren distraer del verdadero mal que hay que atacar. Plantean, así, un capitalismo que viene envuelto en una retórica al nuevo estilo de “Socialismo Renovado”, que llega a la desfachatez de desnaturalizar el Manifiesto Comunista y poner a Marx y a Engels como paladines de la propiedad privada de los medios de producción.
Esto nos lleva directo a un capitalismo salvaje y a la cumbre del neoliberalismo
Pensar qué el afán productivo de los empresarios capitalistas es vocación de servicio es un error tremendo, un sin sentido y, además, pensar que pondrán su capitalismo al servicio de otra cosa que no sean sus ganancias, pensar que las pondrán al servicio de las necesidades reales de la población, no tiene otro nombre que engaño.
Pensar que en un sistema híbrido el capitalismo respetará la línea, y que será confinado al corral que estos “ideólogos” le designen, es desconocer la voracidad insaciable de la fiera capitalista.
Las formaciones capitalistas, y más si son incentivadas por el Estado y sus servidores a través de mentiras y engaños, crearán conciencia capitalista. O peor, reforzarán la conciencia egoísta que nos acompaña desde el inicio de la nacionalidad, y harán imposible la instauración de la conciencia socialista, esencia de la humanización.
La hora es de alerta máxima, cuando estamos cerca de un nuevo proceso eleccionario, nuestro accionar debe ser el más correcto, no demos lugar a los extravíos que, sin dudas, conducen al Pueblo a la incertidumbre de la incoherencia, y en definitiva a la derrota en el logro de nuestros intereses de clase.
La lucha de la izquierda no es contra la derecha, es contra el sistema capitalista y todo aquel que lo fomente y lo mantenga.
No podemos darnos licencia para fracasar, tenemos una responsabilidad como izquierda, un compromiso con el pasado y el futuro, de demostrar que nuestros mártires no murieron por morir, de demostrar que un mundo diferente es posible, que la especie tiene esperanzas. Tenemos el compromiso histórico de construir socialismo, de acompañar al continente en la creación de un polo social.
O rechazas el sistema anulando o fomentas el sistema votando.
Hagámoslo posible ....Hagamos Socialismo.
Hagámoslo posible ....Hagamos Socialismo.
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