
Quizás, sólo quizás, no estemos comprendiendo la responsabilidad que como sociedad tenemos con el resto de la Humanidad. Quizás sea por conformismo, por la alienacion, o por cualquier otra causa, pero parece, sólo parece, que no entendemos la misión que nos toca en estos tiempos.
Tenemos tanto trabajo por hacer, tanto camino que recorrer que quedarnos estancados es un suicidio humano, no es exagerado decirlo: “superar al Capitalismo o la Humanidad perece”. De que otra forma podría ser, cuando el capitalismo se manifiesta de tantas formas, no se trata solo de la explotación del hombre por el hombre, ni la brecha económica que divide a la sociedad en clases sociales. Somos ciudadanos divididos en categorías, algunos con más derecho a reír que otros y es que alcanzar la igualdad se ha transformado en un sueño difícil de alcanzar.
En el sistema capitalista todo tiene su precio, si hablamos de requerimientos materiales el precio es económico, si hablamos de requerimientos espirituales y esenciales, el costo es mucho mas alto por que se cobran en vidas humanas. (La represión, la negación de libertad y el sometimiento de una clase a otra no es otra cosa que medios de los que se vale el sistema para seguir manteniéndose en píe)
En el mundo y en particular América Latina a dado muestra de valentía y conciencia, Venezuela, Bolivia entre otros países nos han dado ejemplo de aquello. Chile también tiene las condiciones para ser ese pueblo, de ser ejemplo, de ser asombro. Es en el seno poblacional donde encontramos el coraje para enfrentar el reto, con una conexión amorosa entre todos, que nos permitirá convocarnos a tomar el cielo por asalto, una sociedad heredera de tanta represión no puede pensar en otra cosa que en su propia liberación, si no se ve a sí, es por que algo falla, en algo estamos fallando.
Estamos en un momento propicio para el ejemplo urgente, tenemos las condiciones para fracturar los siglos de acomodo. No hay dudas, el destino de la Humanidad, la ruptura ejemplar con el Capitalismo, está en nuestras manos. De lo que hagamos depende el rumbo de nosotros mismos. Si tenemos éxito podremos construir un mundo viable, feliz, posible. De lo contrario no habremos cumplido con nuestro deber y seguiremos nuestro funesto camino hacia el ocaso, mientras otros pueblos del mundo seguirán buscando en el cielo una estrella que los guíe.
Mientras en Chile los “revolucionarios” seguirán discutiendo, abobados, la posibilidad de superar al Capitalismo o convivir con él.
Nuestro deber no es por si, también es para si, es construir esa estrella y esa flor, Construir el SOCIALISMO. No podemos conformarnos con menos. Si un día un revolucionario en alguna parte recóndita del planeta, escribe en una pared “sigamos el ejemplo Chile”, si un día en una reunión de jóvenes revolucionarios, en algún país del norte, se argumenta que un mundo mejor es posible porque Chile lo demostró, si un día se nos respeta en el mundo como el pueblo que construyó el territorio y las condiciones para la formación del hombre nuevo, ese día podemos decir, sin temor a equivocarnos, que cumplimos nuestro deber con la Humanidad.
Ese es el reto. El pueblo de Allende puede cumplirlo. Complacernos con menos sería un crimen.
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