La lucha histórica entre capital y trabajo, se mantiene como la contradicción principal y se manifiesta en el enfrentamiento de los sectores explotados y empobrecidos del pueblo en contra de la fracción dominante de la burguesía apátrida (oligarquía financiera) y en de las fuerzas políticas que cogobiernan -- Concertación y Alianza por Chile -- que van imponiendo el neoliberalismo deshumanizado y la transnacionalización forzada, disfrazada de integración.

Cuando se pregunten porqué cada día nuestros sueldos valen menos, reflexionen si solo la derecha fue la que le hizo daño a este país o tambien una pseudoiquierda que está tomando medidas para perpetuar una nación subdesarrollada, ignorante y excluyente.

Tanto Alianza como Concertación representan el mismo sistema Capitalista, distinto discurso para mantener la explotación, los capitales privados y la deshumanización del ser humano.

De seguir así, avanzaremos a paso firme para volver a la esclavitud..

Estas son las patrullas de reacción contra encapuchados.

Estas son las patrullas de reacción contra encapuchados.
Estas son las patrullas de reacción contra encapuchados. Patrullas de no más de cinco funcionarios que se desplazan en las pisaderas de vehículos livianos y que efectuarán detenciones selectivas relámpago contra violentitas encapuchados, son Dispositivos de Intervención Rápida (DIR) contra disturbios. Los funcionarios viajan en carros que se desplazan mucho más rápido que un bus, por ejemplo, y van en sus costados para que desciendan y procedan en el tiempo más corto posible. El objetivo es neutralizar en el acto a los compañeros más radicalizados dentro de una protesta. De esta manera se corta ahí cualquier retroalimentación para que otros compañeritos rebeldes y dignos actúen.

Cuando un pueblo ha estado sometido durante siglos a la explotación, a la dominación, se construyen y se hacen hegemónicos en su interior la ideología, los valores, las costumbres que hacen posible, que justifican esa explotación. De allí que para hacer Revolución no basta salir de los oligarcas, a la par hay que vencer a la espiritualidad que los hizo posible. (llámese sometimiento, conciliaciones, acuerdos, pactos...Reformismo )

sábado, 6 de junio de 2009

El Kapitalismo



Si imaginamos el mundo dentro de algunos cientos de años, necesariamente tendremos que verlo como un desierto sin vida, en silencio absoluto, quieto, con algunas ruinas aquí y allá, restos de épocas en que el planeta estuvo habitado, nostalgia de una exuberante actividad.

Si nos preguntamos cómo fue posible que se llegara a esa devastación, qué fuerza fue capaz de producir tal cataclismo, la respuesta, sin duda ninguna, será: El Hombre del capitalismo, esa especie acabó con el planeta.

Todavía estamos a tiempo de evitar lo que hoy, con base en la realidad, podemos vaticinar, aún hay tiempo para salvar el planeta.

¿Cómo hacerlo?
Lo primero es reencontrarnos con nuestro entorno natural, dejar de ser predadores, saqueadores universales, esta humanidad necesita superar el sistema capitalista y poner a la vida, al hombre, en el centro de su actividad, de sus sueños, de sus preocupaciones, necesita superar al capitalismo, construir al Socialismo y emprender el camino de su redención.

Ahora bien, siempre que una sociedad está en condiciones de zafarse del capitalismo, el fascismo, guardián del sistema de explotación, ataca a ese pueblo, entonces las crueldades no tienen límite, y todo es aceptado con perverso placer por sus bases sociales.

El despertar de la fiera fascista es sutil, sus señales nefastas no se perciben sino cuando ya es tarde, su crecimiento sólo se atiende cuando ya es fuerte, los hombres de bien nunca se lo imaginan.

Allende no imaginó a Pinochet, a Hitler lo desestimaron siempre, los dictadores del Cono Sur nunca fueron previstos.

Las primeras señales no son políticas, esas son las últimas, aparecen cuando ya es tarde. Las primeras señales que aparecen son la descomposición ética, la moral se relaja, los enemigos de la Revolución aceptan las crueldades, todo se justifica con tal de parar al Socialismo.

El monstruo fascista comienza a removerse en su sarcófago, ya se siente su hedor, se prepara para el asalto. El hombre convertido en mercancía, en cosa, no los conmueve, no los indigna, el presagio de lo que se hará con el planeta, no los conmueve, al contrario, lo justifican. El espíritu de la sociedad está carcomido de capitalismo, perdemos la capacidad de indignarnos ante la injusticia. La labor de los revolucionarios es urgente.

La historia es un profeta que mira hacia atrás. Olvidar las lecciones de ese particular profetismo es poco menos que un boleto seguro a la derrota para cualquier proceso revolucionario.

Una imprescindible lección para quienes hoy se empeñan en la construcción de un modelo económico y social nuevo. El enemigo burgués es más hábil y mucho más poderoso de lo que algunos quisieran creer. No albergan una pizca de misericordia en sus corazones endurecidos por el dinero y la ambición desmedida. Simulan, son buenos en el disfraz, inclementes en el pase de facturas. Saben mucho sobre el arte del mal. Son tan malos por viejos... como por diablos.

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